domingo, 1 de janeiro de 2017

RECONOCIMIENTO DE PLATERAS (CLITOCYBE GEOTROPA) EN SIERRA DE FUENTES


Corros de bruja bien formados bajo una alcornoque. Finales de diciembre.
Plateras, con sombrero en embudo y ligeramente enrollado en los bordes.
  Entramos el año con setas supervivientes de los fríos de diciembre. Contra todo pronóstico, los níscalos no habían hecho presencia durante noviembre y ha sido ahora, en navidad y en buen número, cuando han invadido el campo de la familia. Y esta vez no han venido solos. En otra parte del campo, un par de corros de brujas de plateras han sorprendido al GP. En realidad, nos hemos encontrado con bastantes setas de invierno durante el recorrido en bicicleta de Cáceres a Sierra de Fuentes, y mucho hielo y barro.
 Vamos a hablar básicamente de la platera (Clitocybe geotropa), una seta con la que el GP se ha topado más veces, pero que no siempre ha sido capaz de reconocer, por su parecido relativo con lactarios, muy frecuentes por todas partes. 


Tamaño de las plateras, comparado con un balón.
Níscalos a unos pocos metros, bajo pino carrasco. Como muchos lactarios
liberan leche bajo su sombrero, algo que no hace la platera.
  1. Fíjense en su tamaño. Primer punto de interés: la platera, cuando está bien desarrollada, es considerablemente mayor que otras setas de aspecto parecido. Algunas de las que vimos, tenían un diámetro similar al de un pequeño balón de futbito. Por lo general, muchas setas venenosas de la familia clitocybe (dealbata, rivulosa) son mucho más pequeñas y más blancas que nuestra platera, aunque tengan una forma similar (láminas decurrentes, forma de embudo...). 

  2. Forman corros de bruja. Frente a otros muchos lactarios, que crecen de forma más diseminada, este es un buen distintivo para reconocer las plateras cuando tenemos la suerte de verlas en gran número. Las plateras forman buenos corros de bruja bajo encinas y alcornoques, y también en prados, y se ven a distancia por su tamaño. 
En el ejemplar más pequeño puede observarse cómo el margen está
totalmente enrollado, para después abrirse y sus láminas son decurrentes.

 3. No produce leche bajo sus láminas y sus láminas son decurrentes. Lo primero nos sirve para distinguir frente a muchos lactarios (que dejan caer látex, "leche" o "sangre" bajo sus láminas) y lo segundo (las láminas que están unidas directamente al pie) para diferenciarlo frente a determinados tricolomas y melanoleucas de tamaño similar y que aparecen también en invierno. 


Otra especie parecida y que se presenta también en diciembre:
Clytocibe gibba, Más pequeño y marrón que la platera. Encontrada
en "el valle" de Sierra de Fuentes el mismo día.
4. El margen está enrollado, especialmente en los ejemplares más jóvenes. Después se abre, pero siempre acaba orientado hacia el suelo. Su nombre (geotropa) precisamente viene determinado por esa cualidad. 

Un tricoloma junto a una calvatia algo rara. Las láminas del
tricoloma no son  decurrentes y se pueden separar del pie.
También aparecieron en el valle de Sierra de Fuentes. 
  5. Frente al Clytocibe gibba, nos puede orientar el color más amarronado y su silueta algo más cuarteada. Por lo general es algo más pequeño que la platera, pero crece en los mismos lugares, y además también es una seta tardía.. Afortunadamente, es comestible al igual que la platera... 

Después de ver semejante corro en nuestro campo, daban ganas de llevarlas al cesto de setas. Pero el GP, siempre prudente e ignorante, prefiere llevar las que conoce sin posibilidad de duda alguna (y eso reduce las setas que recolecta el GP únicamente a los níscalos y las oronjas). Ciertamente las plateras no se confunden con ninguna seta de real peligro, pero una cosa es reconocerlas y otra muy distinta comerlas. 


El GP acabó de barro y de hielo hasta las orejas.
(¿Cómo es posible que esto en septiembre fuera una estepa?)
Frutos del majuelo, muy presentes en el camino
de Cáceres a Sierra de Fuentes, y ya próximos al valle. 

Vista invernal del valle, ya muy próximo a los Hornos. 



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